Generation17 Young Leaders: descubre cómo Máximo Mazzocco está inspirando grandes cambios ambientales a través de pequeñas acciones

Al igual que muchos jóvenes, Máximo Mazzocco creció viendo de primera mano los problemas del mundo en los rincones de Buenos Aires, su ciudad natal. Los desechos son un desafío mundial y son particularmente graves en Argentina, donde hay más de 5 mil basureros abiertos.

“Algo dentro de mí pensaba que no podía no ver todo esto y no hacer nada”, dice Máximo. “Decidí que esto era lo que quería hacer con mi vida: trabajar para mejorar la vida de los demás”.

Hoy su apasionada convicción está expandiéndose a través de Eco House, la organización sin fines de lucro que fundó en 2011 para promover el desarrollo sustentable. La mentalidad de la ONG es un reflejo del mantra que Máximo tiene sobre ambiciosos proyectos, como los Objetivos Globales: “las pequeñas acciones de muchos pueden crear grandes cambios.”

Activismo de puerta a puerta

“Crecí en este entorno y me preguntaba cómo podríamos mejorarla [la eliminación de residuos]”, dice Máximo. “Cuando digo ‘nosotros’, no se trata solo de argentinos. Es Argentina, es América Latina y también son todas las personas del mundo quienes necesitan trabajar juntas”.

Cuando era adolescente, investigó por su cuenta sobre el cambio climático y la conservación del medio ambiente. Después salió a las calles de Buenos Aires para educar a su comunidad sobre el reciclaje, llegando a 400 hogares en sólo ocho meses. Máximo tiene un don para persuadir a la gente, pero dice:, “pienso que si una persona puede hacerlo, ¿qué tal 50? ¿O 100?”

Cuando fundó Eco House, reclutó a 11 voluntarios para que colaboraran con  él. Hoy la organización cuenta el número de voluntarios más grande de la región, más de 700. “Creemos que cada persona puede hacer un poco y que eso puede generar grandes cambios”, dice.

Un ciudadano global

Con el paso de los años, Máximo desarrolló Eco House y amplió su alcance. Actualmente, opera 30 programas y pronto estará en 23 países, logros en los que continúa abogando por el medio ambiente y educando a más de 70 mil niños, tan  solo en Argentina.

En una ciudad de Argentina, Eco House está probando una fábrica de compostaje para reducir a la mitad el desperdicio de los basureros, un modelo que tiene el potencial de expandirse a otras ciudades, donde se busca reducir la contaminación del agua con desechos y los vapores tóxicos provenientes de la quema de basura.

Máximo también se enfoca en legislaciones, al trabajar junto con agencias gubernamentales y partidos políticos. Afirma que en solo un año Eco House ha ayudado a aprobar leyes y políticas ambientales en Argentina, que hubieran sido inimaginables hace 5 o diez años.

El joven argentino insiste en que esto es solo el comienzo de cambios más significativos en el futuro. “En mi generación aseguramos que tenemos que hacer algo’”, dice Máximo. “Necesitamos que el número suficiente de personas haga lo correcto”.