La grandeza de una empresa radica en el compromiso y la solidaridad de sus colaboradores

Las catástrofes naturales nos golpean en lo más profundo y son momentos durísimos. Sin embargo, es en esos momentos donde demostramos de qué estamos hechos los seres humanos. En ese instante, somos testigos del nacimiento de héroes cotidianos: vecinos extendiendo sus manos a otros vecinos, desconocidos compartiendo el calor de un plato de comida, y voluntarios cruzando horizontes para abrazar una causa común.

Abrazar la sensibilidad es mirar más allá de uno mismo; es sentir la pulsación del corazón ajeno y moverse al ritmo de sus necesidades. Esta empatía se traduce en una de las expresiones más sinceras de humanidad: el voluntariado. Más allá de los momentos de crisis, el voluntario es el arquitecto silencioso de futuros más luminosos en nuestras comunidades.

Desde mi trinchera, tengo la fortuna de formar parte de una empresa que no solo entiende este llamado, sino que lo encarna. Por esta razón, en la triste y devastadora situación que vivió el estado de Guerrero los empleados de Samsung logramos enviar más de una tonelada de ayuda en víveres y artículos de primera necesidad.

En esta misma línea, buscamos ir más allá y nos esforzamos por ser agentes de cambio, fomentando iniciativas que iluminen con esperanza la mirada de nuestros niños y jóvenes.

Por citar un ejemplo concreto, hemos alentado a nuestro equipo a nutrir la curiosidad de los pequeños por las disciplinas STEM (disciplinas conocidas como STEM por sus siglas en inglés) entre niños y niñas. Recuerdo con cariño la alianza con LEGO® Education en la Escuela Claudina Thévenet, en Ciudad de México, donde 100 niñas y niños de tercer grado estudiantes de primaria encontraron en los sets de robótica un juego que dibujó sonrisas y encendió chispas de ingenio.

Por otro lado, hace algunos meses tuvimos la oportunidad de vivir un voluntariado con niños pacientes del Hospital Federico Gómez a través de fundación TUK, en donde armamos un muñeco Comemiedos para que los niños y niñas pudieran alimentar a su muñeco con sus miedos a las agujas, a los dolorosos tratamientos que muchas veces tienen que vivir, sin duda una experiencia que movió cada una de nuestras fibras más sensibles.

No cabe duda que cada vez que uno realiza una actividad de voluntariado tiene la idea de que va a dar, pero nada  es más equivocado que eso, en mi experiencia siempre recibo y aprendo mucho más. Al involucrarnos directamente con las personas a las que servimos nos encontramos con historias, lecciones de vida y perspectivas que enriquecen la visión del mundo. El acto de dar se convierte, paradójicamente, en una fuente inagotable de recibir.

Como en el caso de nuestros empleados en Samsung, quienes ofrecen orientación y mentorías para iluminar el camino de niños de 14 a 18 años hacia su futuro profesional. Nuestra iniciativa Solve for Tomorrow es una muestra palpable de esta mentoría, incitando a estudiantes a convertirse en un actor resolutivo dentro de su comunidad.

Lo cierto es que, más allá de la infraestructura y la tecnología, en el corazón de nuestra organización palpitan las personas. Sin su pasión y compromiso, nuestro propósito se desvanecería. Son ellos, con su talento y humanidad, quienes nos impulsan a ir más allá, convirtiendo cada acto de voluntariado en un acto de grandeza que enaltece a nuestra compañía.

A todos los que dan vida a Samsung, gracias por tejer esta red de solidaridad y humanidad que nos define y nos dirige hacia un mañana compartido y lleno de cariño. 

Sigamos escribiendo juntos este relato de compromiso, que se lee en cada acción y se siente en cada latido.