[Opinión] Colaboración y tecnología: clave en las aulas del futuro

Trinidad Lacámara Beltramín es Gerente de Ciudadanía Corporativa de Samsung Electronics Chile.

En los últimos años, la modalidad colaborativa de enseñanza ha sido una de las que ha entrado con más fuerza en las salas de clases. Es que los beneficios que se desprenden de su implementación van desde actuar como un agente integrador, hasta fomentar el desarrollo comunicacional y social de los menores.
 
En ese contexto, la tecnología está adoptando un rol preponderante para fomentar la colaboración y romper las barreras de tiempo y espacio. Gracias a su llegada a las aulas, los estudiantes pueden, por ejemplo, interactuar con menores de otras latitudes y empaparse de sus culturas. Además, tal como señalan estudios de la Agencia de Calidad de la Educación, otra de las consecuencias de la incorporación tecnológica es la reducción de brecha en el acceso de información y transferencia de conocimiento, haciendo de la tenencia de dispositivos, apps y programas digitales un camino hacia a la equidad educativa.
 
Sin embargo, a pesar de los beneficios que representa para las nuevas generaciones, la incorporación de la tecnología también implica un cambio trascendental en la mentalidad de los docentes, que ven en el alumnado una transformación profunda en el proceso cognitivo. Con un modelo “expositivo”, donde el profesor es el gran orador frente de la clase a otro, donde lo visual, inmediato y colectivo pasan a ser el centro del aprendizaje, generando, en algunas ocasiones una contraposición de visiones, donde la postura de quienes apoyan la inclusión de la tecnología en el modelo de clases se opone a quienes se inclinan por el modelo tradicional de clases.
 
Y justamente eso es lo que hemos buscado hacer por medio de nuestro programa “Smart School” en diferentes colegios y escuelas rurales de Chile, donde es posible ver cómo, a través de la tecnología, se complementan las diferentes asignaturas y el profesor toma un rol de guía, acompañante y estimulador del aprendizaje con herramientas nativas y lúdicas, permitiendo al alumno desplegar habilidades enormemente necesarias para la era de la digitalización.
 
En el nuevo contexto digital, donde los alumnos están rodeados de los estímulos e información, el mayor desafío para el sistema escolar se encuentra en la adaptación a las TIC´s, reconociendo las diferencias en los intereses del alumnado y potenciando las habilidades de los jóvenes en un mundo cada vez más transformado digitalmente.
La invitación es clara: es indispensable subirnos −como país− al carro de la digitalización educativa. De lo contrario, no sólo estaremos frente a la posibilidad de tener a alumnos desencantados, sino también, corremos el riesgo de cortar las alas a una generación y perder la ventana de oportunidad para convertirnos en una nación desarrollada.