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CES: el escenario de innovación tecnológica

05-01-2021
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Desde el 11 al 14 de enero de 2021, se realizará una nueva versión del Consumer Electronics Show (CES) que por primera vez en la historia será virtual y Samsung es una de las empresas que marca tendencia en las innovaciones tecnológicas que se presentan en esta feria.

 

Wilson vega, Felipe Lizcano e Iván Luzardo, periodistas de tecnología, nos cuentan la relevancia del CES en la industria tecnológica.

 

 

El CES y la nueva normalidad desde la perspectiva de Felipe Lizcano, editor y CoFundador de www.techcetera.co. 

 

 

 

¡Hasta el CES tuvo que ajustarse a la nueva normalidad! Para un Geek ir al CES es el equivalente a lo que sentiría McGiver al visitar una ferretería, a la sensación de un niño al asistir por primera vez a Disneyland, en pocas palabras, es una locura, un momento en donde se junta toda la adrenalina del momento inicial con el afán de quererlo ver todo (cosa que es humanamente imposible, créanme, lo he intentado).

 

Para los que no lo saben, el CES es la feria más importante del mundo de la tecnología enfocada en consumo masivo, que históricamente se lleva acabo de manera presencial a inicios de enero en Las Vegas, Nevada (Estados Unidos).

 

Generalmente, en TECHcetera.co nos sacrificamos a largas colas, exposiciones interminables, aglomeraciones, a no almorzar bien por una semana y demás penalidades, todo con el fin de informar lo que más se pueda acerca de los temas relevantes que, en unos meses, van a llegar a Latinoamérica para transformar o complementar el modo de vida (gracias a la conectividad, la Inteligencia Artificial, los servicios, la productividad y, por sobre todo, las novedades de esas mentes notables que asisten a este tipo de eventos.

 

Es el momento de ver lo más innovador, lo más arriesgado que llegará al mercado y hasta una serie de propuestas conceptuales que no llegan a ser comercializadas, pero, sirven como base o ideas para nuevos productos dando ese aire de distinción y recordación a aquellos que las presentan en una feria mundial del calibre del CES.

 

Además, vale la pena recordar que gigantes como Samsung, cada vez anuncian sus nuevos terminales y juguetes tecnológicos más cerca del inicio de enero, robándose la atención de toda la industria y haciendo soñar a los consumidores que, generalmente, no ven la hora de que estas lleguen al país para solucionar necesidades no satisfechas o para mejorar la calidad de vida de los usuarios.

 

Ahora bien, el CES 2021 tiene un tinte bastante diferente al de los demás, dado que la exposición presencial ya no va a estar disponible y todo debe hacerse de manera virtual. Sin lugar a duda, va a ser todo un reto para los que exponen, los que hacen negocios y, también, para los que van a analizar las tendencias de la industria, ¡dado que valorar un producto a distancia sin la posibilidad de verlo, palparlo y probarlo es todo un reto!

 

Es una verdad a gritos que la era del #COVID19 implica abrazar totalmente este tipo de opciones no presenciales, variar algunas rutinas que pueden cambiar del todo el comportamiento de esta y de varias industrias que, anteriormente, gastaban millonarias cantidades en viajes, adecuaciones y entretenimiento pero, a partir del 2020, han tenido que amarrarse el cinturón y ajustarse a este “nuevo normal” donde la virtualidad es la ley!

 

 

Wilson Vega, editor y fundador del portal Abecediario.co, nos cuenta su experiencia a lo largo de los años en este evento. 

 

 

 

La primera vez que tomé parte en el CES de Las Vegas me llamó la atención ver en los pasillos a reporteros de la prensa especializada con credenciales que proclamaban su participación por 10, 20 o más años. Extraño, me dije, notar esa exaltación del pasado en un evento que pretende ser cada año una ventana hacia el futuro.

 

Y, sin embargo, tiene sentido, porque el CES de Las Vegas es a la vez una tradición que completa ya más de 50 ediciones y un espacio en constante cambio, que de cuando en cuando debe defender su legitimidad como mirador de las tendencias que van a mover a la industria en los siguientes años.

 

Para quienes no han recorrido los pasillos del Convention Center de Las Vegas, uno de los centros de convenciones más grandes del mundo, con una superficie total de casi 300.000 metros cuadrados. La primera vez es un duro despertar, en el que los sentidos son asaltados por exhibiciones deslumbrantes de toda clase de desarrollos y los pies son asaltados por la dura prueba de explorar sin pausa unos 180.000 metros cuadrados de área de exhibición distribuidos en varios pabellones y zonas aledañas.

 

Fue en este evento que el mundo conoció la cinta de VHS, el DVD, la radio digital o las memorias USB. Allí hicieron su aparición los televisores 3D, los curvos… Samsung nos mostró los 4K, los 8K y nunca olvidaré cuando vimos por primera vez el suave giro de The Sero o las dimensiones de locura de The Wall.

 

Cuando los vimos por primera vez, los drones eran curiosidades, poco menos que juguetes. Hoy tienen su propio pabellón y empresas como Intel los usan en exhibiciones aéreas sobre las fuentes del Bellagio.

 

Por eso es difícil saber si las porristas robóticas que se ven en esta edición pasarán a ser una anécdota o las veremos algún día en un video de Dua Lipa.

 

La cosa es esta: El enfoque podrá ser el consumo, pero no hay nada a la venta en los stands. La competencia aquí es por la atención de la industria y de los medios, aunque nadie pone en duda que en los hoteles de Las Vegas se cierran jugosos tratos cada enero.

 

Con todo, con más de 3.000 expositores y alrededor de 200.000 asistentes, sería ingenuo poner en duda el valor del CES como punto de networking. Entre los muchos gadgets, robots, drones, pantallas, hologramas y concept cars esta cita anual permite a quienes la hemos vivido hacerse una idea de hacia dónde camina la industria, cuáles son sus desafíos y sus planes más o menos cercanos. Nada garantiza que una determinada tendencia se concrete, pero algunas van a dar forma a la realidad de la tecnología de consumo de lo que queda de esta década y puede que de la próxima.

 

Y por eso es fácil sorprenderse. A diferencia del Mobile World Congress de Barcelona, que suele estar mucho más enfocado, es esa pluralidad de voces y de ideas la que le da su personalidad al CES, donde en un momento uno puede ver un dron de pasajeros y al siguiente hallarse con un robot barista o un vibrador de alta tecnología o, lo juro por Dios, unos calzoncillos antiWiFi.

 

En resumen, caótico e inabarcable, repleto de voces y de acentos, el CES no falla en deslumbrar. Es difícil imaginar que en este 2021 los pasillos del Convention Center de Las Vegas no van a estar repletos de visitantes con sus morrales y sus bolsas llenas de folletos. Es difícil y un poco triste, porque pese a lo que afirman sus detractores, el CES marca cada enero el ritmo al que late el corazón de la industria de la tecnología de consumo. Si no pudiera ir sino a un evento en el año, lo escogería una y mil veces.

 

 

Iván Luzardo, editor y del portal Folou.co, cuenta su perspectiva de un CES virtual, con la nostalgia del presencial

 

Aquel que haya tenido la fortuna de asistir, al menos en una oportunidad, al CES en Las Vegas sabrá que la virtualidad a la que nos obliga este evento en 2021 es un golpe difícil de asimilar. Las actividades que ofrece este encuentro son realmente impensables en el mundo digital, aun cuando muchos fabricantes y marcas están intentando replicar experiencias del mundo real en la virtualidad.

 

Sin embargo, también es valioso el esfuerzo que todos los implicados, incluso periodistas, están haciendo para mantener vivo el evento de tecnología más importante del planeta. Y ahí está, finalmente, el encanto del CES. Porque no importa la dinámica en la que se desarrolle: el CES nos muestra lo mejor que tenemos hoy, lo que está por venir, las curiosidades, las tendencias y ese especial sabor de la tecnología para los que amamos el tema.

 

Hace una década asistía a mi primer CES. Los televisores no brillaban como hoy; tampoco los celulares. Los carros se creían imposibles en un espacio de este tipo y los cientos de dispositivos para las casas inteligentes apenas mostraban lo que estaba por venir. El plan era y sigue siendo maravilloso: recorrer el mayor número de pabellones posible (porque nunca se visita por completo) esperando encontrar en cada esquina una sorpresa, quizás un emprendedor asiático con el próximo gran gadget o algún fabricante reconocido robándose las miradas en sus fastuosos estands.

 

Recuerdo especialmente perseguir a los que tenían en su poder lo que sería después la primera pantalla flexible. Allí también vería un televisor de casi 300 pulgadas o el primer TV enrollable. Los asistentes personales comenzaron a aparecer, como también pude ver en palco de honor el primer dron pensado para transporte de personas.

 

Y mientras trato de resaltar cada cosa curiosa, extraña o increíble del CES me doy cuenta de que es difícil quedarme con una edición o una tecnología preferida. Escoger entre tanto que he visto en este evento me parece injusto con la inmensidad de innovación que ha recorrido sus pasillos. Y es que allí, repito, está su magia. Esa magia que como periodista he tratado de reflejar año tras año en los cubrimientos, llevando un pedacito hacia el exterior y antojando a los que están al otro lado de la pantalla de ese especial encanto.

 

El cubrimiento del CES virtual en este 2021 es no solo el compromiso ya adquirido con la audiencia. Hace parte del anhelo personal de seguir sorprendiéndonos por los avances, así sea en otros formatos. Es también la esperanza de que, lo más pronto posible, podamos regresar.

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